Ya he expuesto en un artículo anterior
lo importante que es que los padres aprendan y se animen a impartir disciplina,
ahora hablaré de cómo hacerlo de manera adecuada. Impartir disciplina es como
cocinar, no existen ingredientes buenos ni malos, es solo que hay momentos en
los que se necesita sal y otros en los que se necesita azúcar,
el arte radica en saber en qué momento y cantidad se utiliza cada uno. De igual
manera un padre que sabe disciplinar es el que identifica cuando ser dulce y
cuando ser firme.
En este artículo abordaré lo referente
a ser firme, ¿cuándo? y ¿cómo hacerlo? Pues, esta es la debilidad de los
padres contemporáneos. Ya tendré oportunidad de hablar de la
importancia de la dulzura y como aplicarla en futuras publicaciones.
Lo primero a tener en cuenta
La principal forma en la que aprendemos
la diferencia entre lo bueno y lo malo, es a través de la experiencia, si un
niño hace algo y esto le produce resultados desagradables, le será fácil
identificar que ese algo es malo, de igual manera cuando hacen algo y esto conlleva
consecuencias agradables aprenderán que eso es algo que conviene seguir
haciendo.
Basándonos en el párrafo anterior, es fácil
deducir que si un niño se porta mal, es por una simple razón: algo está ganando
por hacerlo. Para algunas personas esto puede resultar difícil de
digerir a pesar de que sea algo lógico.
Tomemos un ejemplo bastante común.
María es madre de Juan, un niño de 5 años, todos los días Juan utiliza
sus juguetes y cuando termina de jugar los deja regados por toda la sala, María
le dice -Juanito recoge tus juguetes- por su parte Juanito responde -está bien-
pasan 15 minutos y los juguetes siguen en el suelo, María le repite la orden a
su hijo, y recibe la misma respuesta de su parte, esto se repite tres veces,
hasta que María, harta de ser ignorada le grita a Juanito amenazándolo
con castigarle, Es solo en ese momento, cuando el niño recoge sus
juguetes, aunque de mala gana, esta historia se repite todos los días ¿te
resulta familiar?.
Analicemos este caso, si siempre es el
mismo cuento es porque a Juanito le resulta conveniente que así sea (y a veces
a María pero eso es un tema mucho más complejo) pero, ¿Que gana Juanito? lo
principal que gana este pequeño es tiempo, es decir, comportarse así le permite
postergar algo que no le agrada (acomodar sus juguetes) posponer lo
desagradable es algo que los seres humanos valoramos mucho, no por nada los préstamos
y tarjetas de crédito son tan populares, aunque al final la gente terminen
pagando más. Con el niño pasa igual, no importa que lo regañen, de todas
formas disfruto ese tiempo que se libró de obedecer a su madre, y como dice el
dicho, lo bailado ¿Quién se lo quita? la otra razón por la que Juan seguirá
portándose así, es porque no recibe ninguna consecuencia real por
sus omisiones, él sabe que lo único que debe hacer es esperarse
hasta que su madre se exaspere, entonces solo hace lo que en un principio le
ordenaron y con eso se libra de cualquier consecuencia, como si desobedecer
no fuera algo malo, o algo digno de reprenderse.
Visto de esta forma no hay
ninguna razón por la cual debería hacer lo que su madre le dice a la
primera. Juanito no ha desarrollado un sentido de responsabilidad, porque
siempre se le ha tratado así, siempre se sale con la suya y mientras no se
cambia la forma en la que se le educa, no podemos esperar que mágicamente
aprenda lo que debe y no debe hacer, eso sí que sería cruel.
La solución ha estado todo el tiempo en tus narices
Con todo lo anterior, puede parecer que
disciplinar es algo muy complejo, pero no es así, de hecho es bastante sencillo,
si el niño hace algo y esto le trae consecuencias desagradables o si no le
sirve para obtener lo que quiere, lo dejara de hacer, así de simple, a esto se
le llama CONSECUENCIA. Es probable que
lo primero que se te venga a la mente cuando lees esta palabra sea algún método poco ortodoxo pero no, no es necesario, hay formas más
inteligentes de impartir consecuencias y revisaremos como hacerlo.
Paso 1: Dejar de sacarse castigos de la manga
El primer paso para impartir disciplina
de manera correcta es definir que cosas deberán ser reprendidas y que cosas no,
la mayoría de los padres omiten este paso tan importante, y prefieren ir
seleccionando sobre la marcha que conductas reprender y que conductas tolerar,
el problema es que pueden caer en inconsistencias, por ejemplo, reprobar
algunos comportamientos cuando están de malas y aceptarlos
si están de buen humor. Esto confunde a los hijos y hace más
complicado que adquieran un sentido de responsabilidad.
Debes definir exactamente que situaciones traerán consecuencias negativas, por ejemplo: decir groserías,
brincar en los sillones, golpear a sus hermanos, etc. una vez definidas debemos
comprometernos a SIEMPRE reprenderlas, ya que si en ocasiones lo
hacemos y en ocasiones no, los hijos no tendrán ningún respeto
por nuestras reglas ni por sus padres.
Paso 2: Elegir e informar la consecuencia
Una vez que conocemos que conductas
reprender, debemos elegir como reprenderlas, de preferencia que cada mala
conducta tenga una consecuencia única relacionada, Además deben tener
cierta relación con la mala conducta, por ejemplo si una niña le dice groserías
a su hermano, la consecuencia será primero que le pida perdón y segundo que
para compensar su ofensa, realice una de las responsabilidades que
originalmente le tocaban al niño. Otro ejemplo es que si Juanito se niega a
recoger sus juguetes, se le acompañe a que los recoja y además por no haber
hecho las cosas en el momento en el que se le indico tendrá que realizar un
quehacer extra.
Una vez que todo esté claro, debes
informar al niño o a la niña que consecuencias tendrán sus acciones,
ya que si esperas a que las realicen para explicarles las
consecuencias, estarías siendo injusto/a. En un principio,
aunque les comentes sobres las consecuencias, es normal que cometan la conducta
indeseada, pero si te mantienes firme y cumples lo que prometiste, cada vez será
menos probable que desafíen tus reglas.
En ocasiones se presentan
comportamientos que no se tienen previstos, pero que deben reprenderse, en este
caso puedes echar mano de los castigos de antaño como: prohibir la televisión,
el internet, los videojuegos etc. también puedes utilizar el famoso
"Tiempo fuera" en el cual se aísla al menor en un lugar o rincón en
el que esté sólo sin realizar ninguna actividad, durante un tiempo determinado
por su edad, por cada año se quedara en ese lugar por 1 minuto, así si tiene 7
años estará en ese rincón 7 minutos. Si bien todos estos castigos son
buenos, debes evitar abusar de ellos, ya que si los aplicas con demasiada frecuencia o para todos los casos, pueden perder su efectividad, además como he
mencionado, hay formas más inteligentes para imponer consecuencias que los
castigos tradicionales.
Paso 3: El que se enoja pierde, si
demuestras ira, le estas demostrando que tiene poder sobre ti
Mostrar enojo al momento de castigar o
de implementar consecuencias es un gran desacierto, pues el niño pensará "mi mamá me está reprendiendo porque está enojada, NO por lo que yo hice"
en cambio sí aplicas la consecuencia con firmeza pero tranquila/o es más
probable que identifique que el mal rato que está pasando es porque hizo algo
que no debía hacer, y no porque mamá lo quiera agredir o hacer sentir
mal.
Podría parecer que es difícil no
enojarse, especialmente cuando se trata de chicos/as que se comporta mal
frecuentemente, pero créeme que si aplicas consecuencias desde el primero
momento en el que se comportan así, no tendrás tiempo para molestarte. La razón
por la que muchos padres pierden el control de sus emociones es porque esperan
que hablando con sus hijos, estos hagan las cosas bien, y cuando no es así, lo
siguen intentando hasta que evidentemente, explotan.
Paso 4: Hablar y explicar, ser madre/padre
bondadosa/o
Una vez que se cumplió la consecuencia,
ahora si es momento de dialogar con los niños. Explícales porque estuvo mal lo
que hicieron y porque no lo deben volver a hacer, solo después de
haber vivido la consecuencia de sus actos podrán entender que lo que tú les
dices tiene valor.
Casos especiales
Algunos padres me dicen "es que lo
castigo y no le importa" aunque te diga eso, tú debes impartir la
consecuencia o el castigo, y explicarle que tú no estás haciendo esto para que
le duela o para que se sienta mal, por lo que si "no le importa" para
ti no hay problema, tu solo estás ahí para hacer cumplir las reglas. Aunque
cuando alguien contesta de esta manera, indica que la mala conducta está
fuertemente enraizada por lo que debemos trabajar con mayor precaución.
Cuando lo único que hace falta en una
casa es una disciplina más firme y clara, con estos puntos se puede resolver
cualquier problema de conducta, Sin embargo existen otras razones que pueden
provocar esta problemática, como dinámicas familiares inadecuadas,
falta de afecto, dificultades de adaptación, etc. esos caso requieren otro tipo
de consideraciones que se abordaran en próximos artículos. En cualquier caso
nunca olvides que existen especialistas dispuestos a guiarte a detalle en todos
estos tipos de problemas, siempre hay una solución, el chiste es no dejar de
buscarla.
Psic.
Fernando Pineda
tiferet.bienestar@gmail.com
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