"sacrificarte te hace bueno"
Aquellos padres que consideran que deben anteponer las necesidades de
sus hijos a las propias son los que conforman este estilo de familia. En estas
familias se aprecia bastante el ayudar a los demás, especialmente que los
padres ayuden a sus hijos, pero también se valora la gratitud, los padres
esperan que sus hijos sean agradecidos, y reconozcan los sacrificios que se
hacen por ellos, portándose bien y sacando el mayor provecho a los esfuerzos de
sus padres hacen por ellos.
Cuando se aplica
equilibradamente:
Podemos generar hijos con gran sentido del deber moral y social, serán
personas que aprovechen las oportunidades que los demás les brindan, pero que
en el momento que les sea posible, ellos también se ofrecerán a ayudar a los
demás.
Cuando se lleva al
extremo se convierte en el modelo sacrificante:
Cuando esta perspectiva se vuelve rígida, el hogar se vuelve insufrible,
ya que se les enseña a los hijos que deben sacrificarse para agradarle a los
demás, aunque estos se aprovechen de ellos, o en su defecto, se les exige que
sean agradecidos por todo lo que se les da, incluso aquellas cosas que ni
siquiera han pedido.
Estos hogares se vuelven un juego de créditos y deudas, ya que los
padres se sacrifican en todo momento, lo cual a los ojos de cualquiera
parecería un acto de desinterés y amor, pero en verdad es una forma de obtener
poder, manteniendo a los hijos "endeudados" ya que ante la menor
falta los padres no dudarán en recordarles todo lo que hacen por ellos llegando
a caer en el chantaje y la extorción emocional. Ante todo esto los hijos al
crecer pueden adquirir el papel de víctima sacrificando su propia felicidad por
la de los demás, o tomar el papel de verdugo, volviéndose personas abusivas que
se aprovechan de quienes estén dispuestos a sacrificarse por ellos.
Los padres también se encierran en su propio circulo de dolor, ya que se
abandonan a sí mismos, solamente para tarde o temprano sentirse desilusionados
ya que "no se les valora los suficiente" pero en lugar de que esto
los haga reflexionar para cuidar de sí mismos y buscar su propia infelicidad,
los hace hundirse mas en el sacrificio, esperando que se aprecie lo que hacen, pero
obteniendo cada vez más rechazo por hacer cosas que nadie les pidió.
Los hijos que crecen en este modelo generalmente terminan en una de las
siguientes formas:
1. El hijo desea escapar
de la dolorosa dinámica familiar, pero tiene dificultades para enfrentar el mundo,
pues sus padres (principalmente la madre) siempre hicieron todo por él y
ahora no sabe cómo enfrentar la realidad, esta dificultad le hace que se
retraiga hacia sí mismo, o regrese a la familia como un niño atemorizado,
evitando el contacto con el exterior, en los casos más graves,
desarrollando trastornos de evitación social, crisis psicóticas, trastornos
alimenticios o fobias.
2. El hijo desea escapar
del sistema a toda costa, y a pesar de que presenta las mismas dificultades del
caso anterior, está dispuesto a hacer lo que sea para escapar. Muchas veces
actuando de forma violenta y rechazando a los padres por completos, quienes
adquieren el papel de víctimas. Para esto el hijo puede desarrollar conductas
de riesgo como drogas, delitos o relaciones toxicas.
3. El hijo absorbe por
completo el modelo, tratando de esforzarse al máximo para obtener el éxito y
aprobación de sus padres, sin embargo cuando esto no llega, es una invitación
casi infalible para fuertes crisis depresivas, o trastornos anoréxicos.
Conclusión
Es importante enseñar a los hijos a que haga todo lo posible por ayudar
a los demás, pero no a costa de su propio bienestar, ya que uno no puede dar lo
que no tiene, y si no eres feliz, es imposible que hagas feliz a otra persona.
También deben aprender que no se debe ayudar a la gente solo para chantajearlos
después, echando en cara lo que hacemos por ellos. Claro está que, para enseñar
a los niños estas valiosas lecciones, los padres deben aprenderlas
primero.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario