La mala
conducta en niños y adolescentes se está volviendo un problema alarmante,
Cada vez es más común verlos cometer faltas de respeto
que anteriormente eran algo intolerable. Está aumentando el número de
familias en donde los verdaderos jefes son los pequeños del hogar, y cuidadito
con contradecirlos o con decirles que hagan algo que no les apetece, porque
entonces arderá Troya. ¡Qué panorama tan prometedor! ¿No lo crees?
¿En qué
momento satanizaron la disciplina?
Durante el
siglo pasado se dieron muchos cambios sociales y como es natural, la forma en
la que percibimos la realidad cambió, anteriormente los padres se sentían con
todo el derecho de propiciar "tundas" a sus hijos ante el menor signo
de desobediencia. Hoy en día consideramos que esas acciones son bárbaras,
ya sea porque creemos que hablando se soluciona todo, o porque nos tocó
vivir en carne propia la era de la chancla o del cinto.
Si bien es
cierto que esos métodos eran dolorosos y desagradables, lo cierto es que... en la
mayoría de los casos funcionaban, o por lo menos funcionaban más que
muchos de los métodos actuales. Pero antes de que se me acuse
de hereje por decir que las "tundas"
funcionaban, déjame decirte que yo no estoy de acuerdo con el uso de
los castigos violentos, pero no porque sea partidario de las corrientes extra
sensibles que tantos problemas nos han traído, sino porque El
castigo físico produce resultados impredecibles, que incluso pueden llegar a ser contraproducentes,
especialmente cuando es el único método de disciplina, de hecho en algunos
casos empeora la mala conducta, o afecta el sano desarrollo del niño
o la niña.
Cuando
las buenas intenciones nos patean en la cara
Lo malo fue
que cuando algunos padres se enteraron de lo negativo que puede llegar a ser el
castigo físico, desarrollaron temor a disciplinar a sus hijos, por miedo
a lastimarlos. Curiosamente con las mejores intenciones se logran los peores
resultados, pues estos padres terminaron lastimando severamente a sus hijos, al
hacerles creer que el mundo gira alrededor de ellos, en pocas palabras no los
prepararon para la vida (lo cual es el objetivo PRIMORDIAL de la familia)
y en el momento en que ese niño o joven se enfrente al mundo y haga algo inadecuado,
el mundo no se va a tocar el corazón, y lo va a golpear sin consideración,
ya que en su momento no se le enseñó que sus actos tienen consecuencias.
la
firmeza del pasado más la comprensión del presente da igual a La
buena disciplina del futuro
La única razón
por la que los golpes funcionaban es porque a través de ellos el niño entendía
que sus acciones tienen consecuencias, por lo que si queremos aplicar disciplina
efectivamente debemos tomar en cuenta que el ser humano solo aprende lo que es
bueno y malo si dichas cosas le traen consecuencias buenas o malas, solamente así
se enseña la disciplina.
Habrá
quienes me digan "lo que escribiste es falso y cruel, si hablas con el
niño te comprenderá" sin embargo esta visión se queda muy corta, ya que
esto solo funciona con las personas (niños o adultos) que previamente ya han
comprendido que sus acciones negativas traen consecuencias negativas y por lo
tanto puede avanzar a otros niveles de moralidad más altos. Pero si quieres
hablar con alguien que aún no comprende las consecuencias de sus actos, todo lo
que le digas le entrara por un oído y le saldrá por el otro. Es importante
entender que en la niñez se cuenta con una forma muy diferente de
procesar la información, y tratar a un menor como si fuera un adulto con todos
los conocimientos del bien y del mal, solamente traerá fracasos
y frustración, tanto para el niño como para el adulto.
Un error
muy grande que se comete al intentar poner consecuencias, es creer que los
regaños o los gritos son consecuencias, ¡PARA NADA! especialmente cuando se
trata de niños que ya han aprendido a portarse mal. Ellos ya entendieron que
las palabras tienen poco valor y que sin importar lo mucho que se enojen sus
padres siempre se saldrá con la suya.
El objetivo
de este artículo es señalar la importancia de que los padres retomen el control
sobre sus hijos y que pierdan el miedo a impartir consecuencias, en otro artículo
se expondrán a detalle los lineamientos y pasos específicos que puedes realizar
para impartir una disciplina efectiva. Por ahora solo me queda recomendarte que
reflexiones sobre las consecuencias reales que están teniendo tus hijos ¿Cómo
te calificas en esta área? ¿Qué cosas estás haciendo bien? ¿Qué cosas puedes
mejorar? No olvides que una autoevaluación honesta es una forma excelente para
tomar el buen camino o para mantenernos en él.
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